domingo, 10 de marzo de 2013

¿El ocaso de un ciclo?


@desdelatribunaf


Anoche se apagó la ilusión de Venezuela en el Clásico Mundial de Béisbol.  En lugar de pijamas, el aficionado venezolano se vistió de tristeza y decepción para encarar el sueño del sábado.  El mismo que adormeció a los bates de la selección, así como algunas ideas creativas para salir al paso con los recursos disponibles.
El debate sobre la responsabilidad del manager Luis Sojo no ha cesado ni cesará. Tanto con el Magallanes como con la selección, la polémica ha acompañado y empañado su gestión.  El título conseguido en el campeonato reciente, no logró mitigar las críticas, en esa ocasión porque se consideró que con esa toletería, era imposible eludir el triunfo. Sin embargo, hasta el séptimo juego no explotó la ofensiva, y literalmente con un arsenal de jonrones, pudieron coronarse.   Ese festival de batazos que en el clásico no apareció.
Obviamente, la influencia del líder, en cualquier ámbito, es definitoria.  Es quien lleva la batuta, quien decide, quien motiva al grupo. También es quien rinde cuentas cuando los resultados no son los esperados. Eso último puede parecer una gran injusticia, especialmente en el deporte donte tantos elementos entran en juego, pero hasta en las más grandes corporaciones, altos directivos han tenido que poner sus cargos a la orden por no lograr las metas establecidas. 
“El triunfo no es eterno, y el fracaso no es fatal”  era la frase favorita de Don Shula, conocido entrenador de los Miami Dolphins. La cita Blanchard en su libro “El corazón de un líder”, y explica que en el caso de Shula y los Dolphins, Don tenía como regla junto a su equipo sostener un máximo de 24 horas de celebración luego de un triunfo o para asimilar una dolorosa derrota. Una vez culminadas las 24 horas, pasaban la página y las energías se concentraban en el próximo juego. Con ello mantenía al equipo dentro de lo que denominaban “perspectiva realista”.  Y para quien no conozca la trayectoria de Shula, les invito a investigar sobre sus éxitos como coach.
En el caso de la selección, correspondió pasar la página aceleradamente luego de la derrota ante República Dominicana. Sin embargo no se logró. Algo que es difícil de explicar para el país que depositó su esperanza en la selección y que ahora ahoga sus penas por la eliminación obtenida.  Los jugadores asumen su cuota de responsabilidad, y el manager -con estoicismo- dio la cara y asumió la suya en la rueda de prensa posterior a la derrota, la cual es más amarga porque el mismo Sojo había declarado que “no ir a la final sería un fracaso” (reseñado en el Diario Líder), así que se daba por descontado el pase a la ronda de Miami. 
Reflexiones, muchísimas. Aprendizaje, infinito. Y las lecturas sobran.  Aunque la gloria no sea eterna y el fracaso no sea terminal, a Luis Sojo como cabeza de este proyecto le toca rendir cuentas, en lo que parece ser el ocaso de un ciclo al mando de la selección nacional.


viernes, 8 de marzo de 2013

A propósito de las acepciones del duelo


@desdelatribunaf 


En el diccionario de la RAE, la palabra duelo tiene varias acepciones, de las cuales se rescatan estas tres:
1.       “Enfrentamiento entre dos personas o entre dos grupos”.
      2.       “Dolor, lástima, aflicción o sentimiento”.
      3.       “Demostraciones que se hacen para manifestar el sentimiento que se tiene por la muerte de alguien”.

Venezuela se ha movido en el duelo en estos últimos días.  Buena parte de la población manifiesta sincero pesar por el deceso del Presidente Hugo Chávez Frías, otros posiblemente vivan el duelo desde la incertidumbre de lo que signifique este suceso en el futuro de la pequeña Venecia, hay quienes no comparten el duelo pero lo respetan,  algunos eligen ignorar o hasta “alegrarse” por lo acontencido.  Lamentablemente se sigue incurriendo en el error de caer en la primera acepción citada, entre grupos polarizados en la población, desacierto que viene arrastrándose desde hace buen tiempo atrás y del cual imperativamente se necesita salir si se quiere construir patria como equipo, desde la unión de voluntades.
Lo anterior fue meramente una reflexión personal producto del momento que se experimenta en nuestra sociedad pero también gracias a la amplitud que ofrece el término citado.  Ahora, mirando el tema deportivo (objetivo principal de este blog), y relacionándolo con el primer significado, anoche hubo otro duelo que enfrentó a nuestro país con la tropa de República Dominicana en el Clásico Mundial de Béisbol y el cual posiblemente, dejó  el sabor que expresa la segunda acepción: “Dolor, lástima, aflicción o sentimiento”. 
El encuentro en cuestión se ha prestado para múltiples interpretaciones, todas documentadas por quienes son expertos en la materia y otros que no lo son tanto pero igual opinan:  falló el pitcheo, la ofensiva no produjo, hubo lamentos nuevamente por la ausencia de Félix Hernández. También recrudecieron las críticas hacia Luis Sojo y su equipo técnico, alegando que no movieron bien las piezas, un llamado de atención a los jugadores por las máculas a la defensiva, y así sucesivamente.  La gran verdad de perogrullo es que Venezuela perdió en su debut y ahora requiere victorias ante Puerto Rico y España para asegurar la permanencia en el evento que lo conduzca a la próxima fase en Miami.
Sin embargo, no todo está perdido. Era por todos conocido que el primer encuentro en el papel se vislumbraba como el más complicado. Si a todos los elementos que no funcionaron en el equipo criollo se suman los que si resultaron en el poderoso plantel dominicano, salta a la vista la otra cara de la moneda: el pitcheo funcionó, la ofensiva respondió y movieron sus piezas de manera inteligente y hasta afortunada. 
De cualquier forma, el equipo venezolano sigue presentando una toletería temible, y si se establece la analogía con lo que pasó en nuestra Liga y el campeonato obtenido por el Magallanes, logrado con base en una explosión ofensiva de los grandes cuando realmente contaba, podemos apostar a algo similar en el Clásico (la plantilla tiene varias de las piezas que se titularon con el campeón venezolano).
Evidentemente, en esta ocasión, no  es posible esperar hasta un séptimo juego para la definición, así que la reacción debe ser inmediata, si se desea que este duelo temporal por el revés de la selección se convierta en júbilo por su clasificación, que nada mal le vendría a un pueblo que pide a gritos historias optimistas.