sábado, 12 de octubre de 2013

Tiempo de cambiar la dirección

@desdelatribunaf
Para comenzar este escrito, me permito citar a Henry Ford, quien dijo: “El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia”.  Tras las sabias palabras de Ford, es posible hacer una lectura pensando en la posibilidad que existe luego de haber fallado para aprender y  corregir de la experiencia pasada.  Menciono el fracaso, porque es la palabra que se ha escuchado para calificar el resultado de la selección de Venezuela en las Eliminatorias de Brasil 2014.  Las opiniones son heterogéneas, no obstante, buena parte de ellas convergen en un veredicto común: La selección y su cuerpo técnico “fracasaron” en las eliminatorias.
Si tomamos como base el objetivo principal trazado, la clasificación al mundial, es difícil esquivar del todo la palabra fracaso. Si en cambio, se analiza el desempeño de la selección con valoraciones cualitativas y no cuantitativas, la palabra fracaso sería inconveniente, pues no estamos en presencia de una caída estrepitosa de la selección con respecto a otras eliminatorias. Y en este punto me permito citar al reconocido periodista deportivo Daniel Chapela, quien en su cuenta twitter manifestó con respecto al balance de la selección que: “Hay evolución respecto al último ciclo. Cuando se logre la primera clasificación al Mundial, el listón quedará claro para los que lleguen”.  Y aún en esto lo cuantitativo tiene su lugar, por cuanto el mismo Daniel acotaba que pese a lograr dos puntos menos que en la eliminatoria anterior, se lograron escalar dos posiciones más en la tabla. 
Quizás lo que más duela entre quienes opinan sobre las malogradas opciones de este ciclo, es el aliento que vino -principalmente desde el mismo cuerpo técnico- sobre las posibilidades reales de clasificación. Las hubo, de hecho. Especialmente cuando Venezuela aparecía entre los cuatro primeros de la tabla.  Y ¡cómo no soñar con ese logro! Se estaba eludiendo –felizmente-  la posibilidad de enfrentar a Brasil, y se habían sumado logros inéditos como  vencer a la selección de Argentina.   De cualquier forma, el desempeño de esa primera parte, no se pudo sostener. Las razones, diversas.  Lesiones, falta de continuidad de algunos jugadores clave (dentro de la idea concebida por Farías) con sus clubes en el extranjero, pruebas con nuevos convocados (principalmente del fútbol local) con contraprestaciones insuficientes y decisiones cuestionables en el cuerpo técnico.  
Pero quizás una de las razones más importantes, y no tan mencionada a veces, es la sangre fría, especialmente cuando se estuvo abajo en el marcador. Este factor que tienen los grandes, la confianza de concretar cuando cuenta, y que quizás para los que tienen poco roce en este tipo de compromisos no se ha desarrollado aún. Allí caemos en otro elemento, la dudosa competitividad de nuestro fútbol nacional, con un torneo que se sostiene  a duras penas y con una federación que se enceguece ante lo que se vive dentro de lo que debería ser la cantera: el FutVe.
Ahora, cuando las posibilidades mermadas de clasificar se han agotado totalmente,  el debate sobre la continuidad de César Farías sigue en el tapete.   Particularmente rescato elementos notables de su gestión (ya citados por quienes cubren la fuente de fútbol): Los logros de la Copa América, traer a  jugadores tales como Amorebieta y Hernández quienes aportaron profundidad al equipo y lo hicieron más competitivo. La participación en el mundial sub20, debe contar como otro logro meritorio del Director Técnico.  E incluso en la eliminatoria, momentos sublimes como la citada victoria ante la Argentina de Messi y la victoria de Paraguay como visitantes, que llenaron de emoción a todo un país y alimentaron el sueño. 
De cualquier forma y como bien citara John Maxwell:  “A veces el fracaso señala que es tiempo de cambiar la dirección” y aunque particularmente no estoy de acuerdo con usar la palabra fracaso en el caso de la Vinotinto,  si lo estoy con la esencia de lo que dice Maxwell, cambiar el rumbo. Mi interpretación de esto:  dar la oportunidad a otro seleccionador que lidere un nuevo ciclo y  tome el hilo que permita seguir tejiendo la historia de la Vinotinto en el camino a su primer mundial de mayores.

Selección Nacional.
Foto tomada del perfil de twitter del jugador Oswaldo Vizcarrondo.


Bandera desplegada en el último encuentro de la eliminatoria, en el estadio de Pueblo Nuevo
Foto tomada del twitter de Irene Oropeza @ireneoropeza